Apenas unos veranos sin olor a bronceador,
impasible ante la nueva temporada en los grandes almacenes.
Con eso basta para reclamar la alarma del reloj, el café abrasando rápido la garganta.
nunca cruzamos juntos la acera.
ya no hay buscadores. el sueño americano retorcido entre las manos.
estoy disecando algo que recordar cuando estés lejos.